Escalable
Palabras clave: Escalas Proyectuales; Línea de Tiempo; Arquitectura-Ciudad-Territorio; Laboratorio Nueva Ciudad; Interfase Pampa-Delta; Recurrencias de crecidas
El Proyecto de Título: Arquitectura, Ciudad y Territorio (PT-ACT), es la última obligación académica de grado, dentro del tercer y último Ciclo de Formación, y del trayecto Arquitectura, Ciudad, Territorio de la carrera de Arquitectura de la Universidad del Salvador. Su objetivo es desarrollar un proyecto integrador de todas las escalas en las que el futuro egresado estará capacitado para trabajar (Arquitectura, Ciudad y Territorio), según las incumbencias de su título de arquitecto. El medio para la obtención del título es un proyecto individual que se suma a una cadena de trabajos de investigación proyectual referidos a los centros urbanos tributarios de la cuenca del Río Luján, y al Bajo Delta del Río Paraná, correspondiente a la Provincia de Buenos Aires, y su relación con el mantenimiento y recuperación de la Biodiversidad. Las escalas de trabajo incluyen propuestas de organización territorial (Modelo Territorial – MT), de revitalización y desarrollo urbano (DU), y de generación de modelos arquitectónicos deseables (Desarrollo de Arquitectura – DA) para un entorno territorial caracterizado tanto por sus importantes activos ambientales como por su marcada inestabilidad.
El territorio del Delta del Paraná, en sus zonas más cercanas al Área Metropolitana de Buenos Aires, comienza a sufrir los embates de la presión inmobiliaria, con el deterioro ambiental que produce el incumplimiento de las normas vigentes sobre los usos del suelo, por falta de control estatal, y la debilidad de las nuevas normas propuestas, que no prevén ni la protección del ecosistema, ni el poblamiento ordenado y sustentable, que sí fue premisa en la primera colonización de las islas, hace 150 años.
Las islas se han desarrollado, a lo largo del primer poblamiento del sector, con un carácter fuertemente productivo. Las pequeñas escalas de concentración poblacional han surgido de manera espontánea, como proveedoras de servicios, alrededor de las escuelas distribuidas uniformemente en el interior de las islas, acompañadas de unidades de asistencia sanitaria y de la autoridad policial. La superficie destinada a las parcelas productivas, marcadas con las sangrías para la rápida evacuación de la creciente de las aguas, y el poblamiento de las orillas de ríos y arroyos, sobre sus albardones, más la plantación de nuevas especies arbóreas, definieron las marcas territoriales que dieron carácter al Delta.
El abandono de la actividad productiva dedicada a frutos y hortalizas, debido a las grandes crecidas a mediados del siglo XX, más la redistribución de la oferta de estos productos, que podían ser trasladados desde mayores distancias, hizo que las islas se despoblaran hasta un nivel que sólo llega al 10% del que tuvo en sus épocas más pujantes. Medio siglo de abandono, con la sola excepción del turismo de fin de semana, y de los isleños que proveían de servicios a viviendas y clubes o recreos, o subsistían con los productos que todavía podía ofrecer la isla, cambió nuevamente la fisonomía hacia lo salvaje. Las marcas fueron desapareciendo lentamente, ganadas por la vegetación exuberante en albardones y lagunas. Esta es la imagen de la 1ra y 3ra Secciones del Delta bonaerense (Tigre, Escobar), ya que en la 2da y 4ta Secciones se ha desarrollado fuertemente la actividad forestal y silvopasoril asociada, dándole al área islas de Campana y San Fernando un marcado perfil productivo.
El desafío del nuevo poblamiento no es el mismo que el de hace 150 años, ya que las técnicas de modificación del suelo son mucho más agresivas, y de amplia disponibilidad, si se toman, como se pretende, los modelos ya instalados en la interfase Pampa-Delta. La contracara de esta facilidad con que se puede dañar al ecosistema, es que también ha cambiado el paradigma ambiental, y nuestro territorio tiene todavía activos naturales que deben ser preservados.
Los trabajos que aquí se presentan proponen modelos de intervención arquitectónica para la generación de nuevas centralidades urbanas en el territorio del bajo Delta de la Provincia de Buenos Aires, específicamente en la 1ra Sección, correspondiente al municipio de Tigre. En ellos se han establecido las pautas territoriales -basadas en el relevamiento y la interpretación de los procesos naturales y culturales que definen su situación actual- que organizan programas urbanos cuya lógica se centra en el desarrollo de nuevos modelos productivos, ambientalmente responsables. A partir de lo analizado y considerando las diferentes dimensiones que comprenden las escalas de proyecto, Mathias Dinger (*) sintetizó los desafíos y exigencias para el repoblamiento de las islas en 10 componentes -que abarcan cuestiones medioambientales, sociales y económicas- surgidos de las comprobaciones logradas mediante el "Laboratorio Nueva Ciudad" del PT-ACT. Es a partir de la integración satisfactoria de estos contenidos, premisas e ideas, que se propiciará la elaboración de modelos de ciudad anfibia que respondan a las necesidades de expansión y ocupación actuales en un equilibrio sensible con el medio natural inherente (ver páginas 2, 4, 5 y 6).
Los diez componentes (ver página 1: Modelos de Antropización para Territorios Anfibios) que estructuran la problemática -y que pueden ser considerados como parámetros de base para nuevos modelos y normativas- son:
1. La necesidad de un centro.
2. La movilidad y accesibilidad.
3. La preservación del borde fluvial.
4. La preservación de los corredores ambientales.
5. La mínima huella de ocupación.
6. Los sistemas constructivos.
7. La autoproducción del capital natural.
8. El circuito y obtención de agua potable.
9. El saneamiento de las descargas cloacales.
10. La producción de energía a partir de los desechos sólidos urbanos.
La Línea de Tiempo es el instrumento que el PT-ACT propone a los estudiantes para generar una prospectiva de los procesos que llevan al desarrollo de la nueva ciudad y de su territorio de referencia (ver página 3: Desarrollo de Nueva Centralidad; y página 7: .Rar como Disparador de Ciudad). La habilitación de suelos para los usos urbanos está sujeta a proyectos de infraestructura y equipamiento que se ordenan en una lógica de desarrollo ligada a la preservación de los activos ambientales como premisa (ver página 8: Programa Ambiental). No solo se debe pensar en las etapas de un proyecto cerrado, sino prefigurar el crecimiento que esa acción trae aparejado.
(*) Mathías Dinger es arquitecto recientemente graduado. El trabajo de PT ACT que se expone en este artículo ha recibido el Primer Premio al Mejor Trabajo Final de Grado 2013-2014, en el IX Concurso al Mejor Trabajo Final de Grado - Período 2013-2014, organizado por el VRID-USAL.